elplural.com 13/septiembre/2011
Finalmente, habrá huelga de profesores madrileños de la enseñanza pública. No obstante, la consejera de Educación madrileña, Lucía Figar, ya había avisado de que “no hay marcha atrás” en los recortes de 80 millones de euros que, según los sindicatos, dejará a más de 3.000 interinos en la calle.
Y puede llevar razón, porque según ha demostrado la experiencia, es más fácil presionar a Esperanza Aguirre cuando eres una asociación que siendo una manifestación de miles de docentes. Que se lo digan si no a Jesús Núñez, presidente de la Asociación de Centros Autónomos de Enseñanza Privada (ACADE) que en un par de reuniones consiguió que la presidenta ‘regalase’ 90 millones de euros a la educación de pago.
La historia de cómo se gestó el nuevo paquete de ayudas a la enseñanza privada comienza hace un año, en julio de 2010, y parte de ella se recoge en el blog Esto no es educación. En esas fechas, el presidente de ACADE, Jesús Núñez,(que también preside la Comisión de Educación de la CEOE) se reúne con Esperanza Aguirre para mostrarle su preocupación por la situación de las escuelas de pago, que podrían ver perjudicado su número de matrículas debido a la crisis.
“Medidas urgentes”
En aquella cita, Núñez exigió a Aguirre un sinfín de “medidas urgentes” para favorecer a la educación privada. Una de ellas fue que se amplíe la deducción fiscal para los gastos de enseñanza a las familias que lleven a sus hijos a centros privados. También le pidió que “se evite la construcción” de nuevos centros de educación infantil y colegios “públicos” y que si hiciera falta crear más plazas, “se diese prioridad” a los centros privados de la zona en la adjudicación de la gestión de escuelas públicas.
La “sensibilidad” de Aguirre
Tras la reunión, Esperanza Aguirre mostró “como viene siendo habitual” su “total disposición” para buscar soluciones a los planteamientos de ACADE, “así como una gran sensibilidad hacia los problemas (…) de la enseñanza privada”, tal y como recogen las notas de prensa de la asociación en aquellas fechas. Además, se adelantaba que dos meses después, en septiembre de 2010, se celebraría una reunión con la consejera de Educación, Lucía Figar, para definir “las acciones específicas a emprender”.
Sus deseos son órdenes.
Dicho y hecho. Dos meses después, en septiembre de 2010, Figar presenta las cifras de estimación para el curso que empezaba y se anuncia que casi 2.000 alumnos menos se matricularán en la escuela privada. Y en menos de una semana los deseos de ACADE se convierten en órdenes para el Gobierno de Esperanza Aguirre, que incluso los mejora.
Más de lo que querían.
Así, se aumenta el límite de renta para poder desgravarse los gastos de escolarización en la educación privada de 10.000 euros a 30.000 euros anuales. Desde entonces, podría deducirse el 15% de los gastos de escolarización, el 10% de los gastos de enseñanza de idiomas (extraescolares) y el 5% de los gastos de adquisición de vestuario de uso exclusivo escolar. Además, y esto era un extra porque no lo había pedido explícitamente ACADE, la máxima deducción por hijo pasaba de los 500 a los 900 euros.
Al dictado.
En menos de dos meses, las nuevas medidas para favorecer la educación privada ya estaban listas, aprobadas y publicadas en la Ley de Acompañamiento a los Presupuestos de 2011 de la Comunidad de Madrid.
¿Conseguirán los profesores que Aguirre y Figar den marcha atrás? ¿Lo harían con la misma celeridad con la que favorecieron a ACADE?
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