domingo, 6 de noviembre de 2011

Marea verde que te quiero verde. Más Lorca



Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El profesor es docente
fuera y dentro de las aulas.
Todo falsía su rostro,
Espe sueña con su panda,
prevarica y manipula
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Verde viste la enseñanza;
Figar la sigue mirando:
espera privatizarla.
Verde que te quiero verde.
Siete estrellas acompañan
a la rancia: los Botín,
Rouco y más camisas pardas.
Y Figar frota su aliento
con la lija de sus ramas
y al interino garduño
clava sus espinas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde?
Ella sigue con su banda.
Viene la marea verde
a luchar por el mañana.
--Comadre, quiero cambiar
afines sólo por guasa,
irlandeses muy devotos
de Su Santidad El Papa
por docentes bilingües,
desde La Cabrera a Parla.
--Si yo pudiera, Lucía,
hasta capilla plantaba
en todo cole e instituto
de Aranjuez a Peñalara.
--Comadre, llama Botín,
no podemos darle largas.
Quieren más desgravaciones
coleguis de la privada.
Ya he colado el Plan Refuerza,
mas no se agota mi saña.
--Da algo por tutorías.
Da en los medios la matraca:
gritan sólo liberados
y un profesor perroflauta;
izquierdistas radicales
y alguna FAPA de caca.
--Subiremos victoriosas
hasta las altas barandas
diciendo: “Ora et labora;
la culpa es de los sociatas,
del despilfarro y la crisis,
de lo que cagó la gata”.
Ya suben las dos comadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre,
dejando un rastro de lágrimas.
Sangre de la escuela pública,
lágrimas de otra esperanza
en una avenida verde
que henchirá la madrugada.
Verde que te quiero verde.
Verde viento, verdes ramas.
Las dos comadres subieron.
El largo viento dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
--¡Comadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde tu BESCAM amarga?
¡Cuántas veces la esperé!
¡Cuántas veces la esperara,
mientras la marea verde
me pitaba y me pitaba!
Sobre el rostro de las calles
crece la verde oleada.
Verde de luz, ansia verde,
en los reflejos del agua.
Una voz de muchas voces
a la corriente acompasa.
La noche vistió de verde
aguardando la mañana.
Alumnos, padres y profes
en las aceras cantaban:
“Verde que te quiero verde;
verde viento, verdes ramas.
El profesor es decente
dentro y fuera de las aulas”.

Perpetrado por Juan Carlos López    

No hay comentarios:

Publicar un comentario